martes, 12 de febrero de 2008

Que grande es la teletienda


Yo soy un niño de la tele. Pero no de la tele de ahora, sino de la vieja, de la buena, de cuando existia programación infantil de manera realmente palpable y además eran BUENOS programas.

Según siempre me han contado en mi casa, la primera palabra que yo dije no fue Papa, ni Mama ni nada por el estilo. Mi primera palabra fue un sonoro ``Opee´´ . Bueno, hay que explicar que la traducción al castellano de este vocablo del idioma preescolar significa ``Opel´´. Si, la marca de coches. Cuando yo era un churumbel había salido al mercado el primer Opel Corsa. En toodos los medios de comunicación había una vorágine de anuncios del mismo; por supuesto este fenómeno estaría especialmente presente en la tele. Y claro, tanto Opel para arriba, tanto Opel para abajo, al final el niño dijo como primera palabra la onomatopeya ya referida antes. Con esto quiero daros una idea de como la tele influyo en mi para convertirme en lo que hoy soy; un puto enfermo.

El caso es que a la tierna edad de 5 años (aproximadamente, no toy seguro del todo) mi vida cambio. De pronto pase de tener que solo usar los botones 1 y 2 junto con los del volumen a verme dentro de un mundo por descubrir.

Y DIOS HIZO LOS CANALES PRIVADOS:
Los primeros años de los canales privados estaban llenos de inocencia y serie B realmente carismática. Por aquel entonces tenian pocos medios, poca programación y un competidor monstruosamente grande: la televisión pública. El caso es que la parrilla de estas cadenas estaban llenas de programas de creación propia super cutres, absurdos, pasados de rosca, de series ultra viejas y de bajo presupuesto que marcaron nuestra infancia, de pelis aun peores, y de los mejores dibujos del planeta (entre ellos los primeros desembarcos anime en nuestro pais).
Lo mas wacka que pudieses imaginar existia; sino mira esto y convencete definitivamente. Pero entre programa y programa, como no había todavía muchos patrocinadores,los huecos vacios tenian que ser rellenados. De esta necesidad surgio un hito en la televisión de este país. Porque señoras y señores APARECIO LA TELETIENDA.

Era un mundo mágico donde todo era posible. Máquinas, fajas que solucionaban la obesidad mórbida, cremas anticelulitcas estrafalarias, aparatos raros y potingues para el bronceado, utensilios de cocina que automatizaban todo, limpiadores para nuestros objetos de plata, joyas valiosisimas a un precio inmejorable, aparatos para crear conservas al vacio, cremas milagrosas contra el dolor de nuestros huesos y musculos, protectores para la chapa de la pintura, escaleras mágicas, sofas para masajearnos hasta el extasis y un largo etcetera de productos que revolucionarian a la comunidad científica y mejorarian nuestra calidad de vida. Me podía tragar el mismo telecomercial en una mañana como unas 8 veces y os aseguro que en aquella época no eran cortos. Como se suele decir cualquier tiempo pasado fue mejor y la teletienda tampoco es una excepción. Antes este espacio era como un pequeño programa dentro del espacio de publicidad. Recuerdo de ver algunos de hasta 10 o 15 minutos. Mas aun, recuerdo una bella época en que la teletienda en si era un programa de la parrilla donde ponian las versiones extendidas de los anuncios preferidos de la gente unos tras otros. Que bonitos tiempos.

Pero hay un producto en especial que me marco de una manera irreversible. Algunos lo conocereis porque sufrireis la misma patología que yo o porque yo os lo habré contado en innumerables ocaciones. El producto en cuestión es el juego de cuchillos GINSU 2000. Estos putos cuchillos lo cortaban todo. Eran como cierras mecánicas miniaturizadas. Que digo, espadas Jedis. Me fascinaban por que en el anuncio le daban un toque oriental. El chinaco cocinero intentando partir el pescado en plan Karate Kid para luego descubrir el super cuchillito, el numerito del cortar el hierro y el tomate... Buff, impagable.

Hoy en día ya no hay mucha teletienda. Las cadenas ganan mas dinero con los anuncios normales y ahora solo se pueden ver estos televentas a altas horas de la madrugada, en cadenas regionales perdidas y si tienes TDT incluso existe un canal 24 horas solo de teletienda; pero no es lo mismo. Ahora ya no lo venden con tanta gracia ni le dan tanto bombo y platillo. Ahora que lo veo con la distancia me recuerda todo esto a los vendedores ambulantes de principio de siglo. Tenian mas de artistas circenses que de comerciantes. Te convencian de la compra entreteniendote y haciendote soñar un rato con que vivias un mundo donde los milagros podian existir. Creo que por eso la teletienda me marco tanto. En ningun momento me creí que los aparatos que vendian ahí funcionasen ni mucho menos. Pero me dejaba llevar al igual que uno ve el número de un mago; sabes que no es cierto pero te fascina su encanto, labia y parafernalia y durante casi un instante te preguntas, ¿y si realmente fuese cierto? Luego se baja el telón, termina el espectaculo y sabes que eso realmente no fue cierto aunque te encanta el rato que te hizo pasar.

Le dedico este post a Alvaroloman (para saber mas pinchar aqui), por haberme recordado lo maravilloso que eran los GINSU y a mi amiga Vero, ya que su tradición favorita en fin de año no es comer las uvas sino bucear en la tele en busca de la teletienda.

2 comentarios:

Álvaro Loman dijo...

Pero has visto el video de la teletienda que te pasé el otro día? Lo viste ya? Eh?

Tienes que verlo!!! Está especialmente hecho para ti...

Sandman dijo...

xD. Está en el post como link. Por cierto, acabo de actualizar el mensaje. Te gustará el añadido ^^ .